martes, 29 de octubre de 2013

PRIMER CONTACTO


Fue él el que se dirigió a mí primero. 
Me tomó las manos y me invitó a sentarme con él, frente a frente:
Bienvenido. Te estaba esperando¿A mí? ¡Si no te conozco!
Yo a ti sí. Pero eso no importa ahora.
Eh, estoy... ¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado hasta aquí?
Eso tampoco importa ahora. Lo sabrás más adelante.
¿Y tú quién eres?
Llámame Isaías. Y aunque tú no me recuerdes ahora, nos conocemos,
desde hace mucho, mucho tiempo.
¿Y qué relación hemos tenido tú y yo?
Considérame tu hermano mayor.
No recuerdo haberte conocido nunca.
Eso no importa ahora. Aprovecha el tiempo para preguntar cosas
importantes. ¿No tenías preguntas?
¿Preguntas? ¿Qué preguntas?
¿Ahora no te acuerdas? Esas preguntas profundas que tienes desde
hace mucho tiempo y para las cuales no has encontrado respuesta.
¿Y tú cómo sabes eso?
Ya he dicho que te conozco. Conozco muy bien tu interior, así que
pregunta sin temor, aquí eres totalmente libre.
Me siento desconcertado. ¡Este lugar es tan maravilloso! ¡Me siento tan
bien aquí! ¡Es tan diferente del mundo normal! Me siento en paz, tan
lleno de... ¡No sé cómo expresarlo!
¡Tan lleno de amor...!
Es que, no sé... Porque nunca me había sentido así en mi vida. Pero es 
maravilloso.
Es normal. Es tu primera vez, tu primer viaje consciente aquí, en estavida. Pero por favor, aprovechemos el tiempo. Saca a la luz tus
preguntas más profundas.
No sé por donde empezar. Muchas veces me siento vacío, solo e
incomprendido ¿Por qué me pasa esto?
Es normal y a mucha gente le pasa. Es porque vivís en un mundo con
mucha falta de amor, estando unos de espaldas a otros.
Y es cierto que uno puede estar solo en el mundo, aunque tenga mucha
gente a su alrededor, porque el sentimiento de soledad parte de no
sentirse amado, de no sentirse comprendido. La mayoría de gente de
vuestro mundo se ha acostumbrado a vivir así, sin sentir, en soledad
interior, en ausencia de amor verdadero. Creéis que estáis solos porque
todavía no habéis tomado conciencia de que todos vosotros sois
hermanos, que compartís un mismo destino y que os necesitáis los unos a
los otros para poder alcanzarlo.
¿Y cúal es ese destino común que tenemos que alcanzar?
La felicidad verdadera, que sólo es posible alcanzar a través de la
evolución en el amor. El amor es lo único que puede llenar el vacío del
interior.
¿Hay algo que te inquiete especialmente?
La pregunta fundamental, que me atormenta constantemente es ¿por
qué existo y para qué? ¿Para qué he nacido? ¿He venido a hacer algo?
Porque no sé lo que he venido a hacer.
Has venido a evolucionar.
¿Qué quieres decir con evolucionar? ¿Evolucionar en qué?
Al proceso de transformación del egoísmo en amor es a lo que llamo
evolución. Evolucionar significa aprender a amar.
Me hablas de evolución en el amor. Pero no es amor lo que yo veo en el
mundo. ¿Por qué el sufrimiento? ¿Por qué vivimos en un mundo que tiene
tantas contradicciones, desde lo más bello hasta lo más atroz y
destructivo? El odio, las guerras, el hambre, la miseria, el sufrimiento. No
puedo entender qué sentido tiene todo esto. ¿Tiene algún sentido, o se
lo busco pero no lo tiene?
Sí tiene un sentido, evolucionar. Todas esas calamidades de las que
hablas tienen un mismo origen, la ausencia de amor, llamémosla
egoísmo. Igual que la suma del egoísmo de cada persona puede hacer
del mundo un auténtico infierno, como ocurre en la actualidad, cuando
ese egoísmo se transforme en amor, la suma del amor de cada persona
transformará el mundo en un paraíso. En vuestra voluntad está el
transformaros interiormente desde el egoísmo al amor, y si lográis el
cambio interior, entonces el exterior, lo que os rodea, el mundo entero,
cambiará como lógica consecuencia de ello. El mundo físico en el que
estáis está ahí para ayudaros a experimentar en ese proceso de
transformación. Es como la arcilla para el niño que quiere aprender a
modelar.
Sigo sin entenderlo ¿Evolución para qué, hacia dónde? ¿Qué sentido
tiene todo ese esfuerzo si, al fin y al cabo, todo eso se va a terminar con
la muerte?
La evolución de cada ser hacia una mayor capacidad de amar, de
sentir y de saber, hacia mayores cotas de felicidad, no termina nunca,
de lo contrario, no tendría sentido.
¿Qué quieres decir con esto?
Que el ser nunca deja de existir, es decir, es inmortal.
¿Cómo puedes decir eso si cada día vemos como mueren miles,
millones de seres humanos?
Lo que muere es sólo el vehículo que utiliza el ser para manifestarse en el
plano físico, es decir, su cuerpo físico. Su esencia, su conciencia,
continúa existiendo.
¿Quieres decir con esto que existe la vida después de la muerte?
Sí. En realidad lo que quiero decir es que la muerte no existe, y que lo
que se descompone es sólo el vehículo que utiliza el espíritu para
manifestarse en el plano físico.
¿Y qué es el espíritu?
El espíritu es el ser que existe, que vive y siente. En el espíritu es donde
reside la voluntad y la conciencia individual, que jamás se destruye. Tú
eres un espíritu. Todos vosotros, humanos, sois espíritus, sólo que ligados a
un cuerpo material durante algunas temporadas a las que llamaremos
encarnaciones. Creéis que sois vuestro cuerpo físico, pero éste es sólo el
vestido que necesitáis para poder actuar sobre el mundo material.
A ver si he entendido bien ¿Entonces quieres decir que el espíritu, o sea,
nosotros, podemos existir de forma independiente del cuerpo?
Sí, y es lo que ocurre después de la muerte. El espíritu se separa
completamente del cuerpo físico y continúa existiendo, viviendo.
¿Y no puede morir el espíritu?
No, el espíritu es inmortal. Puede evolucionar, cambiar a mejor, o
estancarse, pero jamás destruirse.
Ya, pero ¿qué pruebas tenemos de que exista vida después de la
muerte del cuerpo? Porque, que yo sepa, nadie ha vuelto para contarlo.
Perdona que te contradiga, pero esa afirmación no es totalmente
cierta. Existen miles de testimonios de personas que estuvieron
clínicamente muertas y fueron reanimadas. Muchas de ellas recuerdan
haber vivido ciertas experiencias bastante fuertes y reales para ellos
durante ese periodo de tiempo en el que estuvieron físicamente
muertas.
¿Y estas vivencias que cuentan no pueden ser producto de una
alucinación por el estado tan crítico en el que se encontraban?
Pues debe ser entonces una alucinación colectiva en la que todos se
han puesto de acuerdo en alucinar lo mismo, porque todas estas
personas están contando la misma historia.
Bueno, yo a veces me planteo si mi propia existencia no puede ser una
alucinación...
Para alucinar es necesario existir. Hay una máxima de un pensador de
vuestro mundo que dice: “pienso, luego existo.” Yo añadiría: “siento,
luego existo”. Puedes dudar de la existencia de los demás, porque no es
una experiencia propia. Pero de lo que uno mismo experimenta no se
puede dudar, y la existencia propia es vivida y experimentada por uno
mismo. Al que ha vivido y ha sentido esta experiencia no le cabe duda
de que es real.
¿Y cuál es esa supuesta historia común que están contando?
La separación del cuerpo físico y la visión del propio cuerpo desde
fuera. La sensación de viajar a través de un túnel oscuro, al final del cual
se percibe una luz intensa. El encuentro con familiares o amigos
anteriormente fallecidos. Un diálogo con un ser luminoso. La visión
retrospectiva de la propia vida... Hasta experimentar el regreso al
cuerpo, con un posterior cambio de valores vitales y una nueva
percepción del fenómeno de la muerte. Son personas que dejan de
tener miedo a morir porque ya han experimentado que la vida continúa
y que lo que viene después es mucho mejor que lo que dejan.
Bueno, creo que son impresiones que no dejan de ser subjetivas.
Analizados aisladamente y de manera superficial es muy fácil
desacreditar estos testimonios. Pero cuando algún fenómeno se repite,
con unas características tan notablemente parecidas, con
independencia del país, la cultura y las creencias previas, tanto en
adultos como en niños, creo que al menos invita a que se haga un
estudio serio al respecto. Existen investigadores muy serios y reconocidos
de vuestro mundo que se han dedicado a estudiar concienzudamente
las experiencias cercanas a la muerte, y a recoger los testimonios de
estas personas, como el psiquiatra y filósofo norteamericano Raymond
Moody, o el médico pediatra e investigador en neurología Melvin Morse,
que ha trabajado con niños que han tenido este tipo de experiencias,
entre muchos otros. Te aconsejo que te leas sus libros Vida después de la
Vida y Más cerca de la Luz.
Aun así me parece un soporte poco consistente, casi accidental, para
utilizar como prueba de la existencia de vida después de la muerte.
Proporcionalmente, existen pocos casos de muerte clínica y
reanimación respecto a los que mueren y no vuelven.
Existen muchos más testimonios, precisamente de personas moribundas,
que están en proceso de separación definitiva del cuerpo, al que
llamáis muerte, porque durante este proceso muchas de ellas afirman
ver y conversar con sus seres queridos ya fallecidos o con otros seres
luminosos que les preparan para la transición al otro lado. En casi todas
las familias alguien recuerda un testimonio de estas características
sucedido a algún familiar ya fallecido. Pero normalmente se suele creer
que está alucinando. Nuevamente, parece ser que, cuando se acerca
la muerte, todo el mundo se pone de acuerdo para alucinar lo mismo
en todas las partes del mundo. También ha habido muchos estudiosos,
como la prestigiosa psiquiatra Elisabeth Kubler-Ross, que se han
dedicado a estudiar en serio este tema. Te invito a que leas su libro La
muerte, un amanecer.
Pero todos estos son casos de personas que, aunque hayan estado
cercanas a la muerte, están físicamente vivas.
También existen los testimonios de personas que contactaron con seres
no encarnados, más frecuentemente con seres queridos fallecidos
recientemente, que se despiden de ellos en sueños muy vívidos o en
apariciones a pie de cama. También éste es un caso bastante
frecuente, aunque menos estudiado por los investigadores.
Aun así, creo que debería haber pruebas más sólidas, no sólo limitadas
a la interfase entre la vida y la muerte.
Existen médiums (personas sensibles) que tienen un contacto más
frecuente y duradero con el mundo espiritual.
Esto todavía me parece más difícil de creer.
No lo creas a priori, pero estúdialo, analiza los mensajes recibidos,
porque por la calidad del mensaje conocerás al autor.
¿Y cómo podemos saber que esto no es un fraude, es decir, que el
supuesto médium no finge ser un difunto cuando es él mismo?
El fraude es siempre posible. Pero, al igual que porque algunas personas
falsifiquen dinero no quiere decir que todo el dinero sea falso, porque
algunas personas finjan ser médium no quiere decir que todos los
médium sean impostores o aprovechados. La mejor garantía contra el
fraude es que el médium sea una persona honesta en su vida cotidiana
y no emplee su facultad para su propio lucro. Hay muchas más personas
con algún tipo de mediumnidad innata de las que pensáis,
despertándose ésta ya en la niñez. Pero debido al rechazo e
incomprensión que generalmente reciben de su entorno, tienden a
reprimirla, y los pocos que consiguen desarrollarla convenientemente y
emplearla para el bien común, lo hacen discretamente, para no ser
objeto de burla y descalificaciones que les perjudiquen en su vida
cotidiana.
¿Y por qué unas personas son médiums y otras no? ¿De qué depende
esto?
Depende del programa evolutivo de cada espíritu. Es una circunstancia,
la de ser médium, que se elige y se conoce antes de encarnar, y,
cuando se utiliza correctamente, le sirve al poseedor de la facultad para
avanzar más rápidamente en su evolución, a través de la ayuda que
presta a otras personas. Está muy relacionado con los actos que el
espíritu realizó en otras vidas.
¿Quieres decir entonces que el espíritu existe antes de nacer y que ha
vivido otras vidas?
Así es. Y en la actual vida física, las circunstancias y pruebas que el
espíritu se encuentra están estrechamente relacionadas con las
decisiones que tomó en las vidas físicas pasadas, y en el periodo de vida
entre encarnaciones, no ligado a un cuerpo físico.
Y qué pruebas tenemos de que existan vidas anteriores, es decir, de
que exista la vida antes del nacimiento?
Existen los testimonios de personas que tienen recuerdos de vidas
pasadas, que pueden ser espontáneos (sobre todo en niños) o inducidos
través de hipnosis regresiva. Hay bastante bibliografía al respecto.
especto al recuerdo en niños, te recomiendo que leas el trabajo de Ian
Stevenson, un médico psiquiatra canadiense, que se dedica al estudio
de los supuestos casos de reencarnación en aquellos niños pequeños
que "recuerdan" una "vida anterior". En la actualidad lleva estudiados
más de 2500 casos de posible reencarnación en todo el mundo. Ha
publicado más de 20 libros y diversos artículos en revistas especializadas
de Psicología y Psiquiatría. Te recomiendo su libro Veinte casos que
hacen pensar en la reencarnación.
¿Y no puede ser todo esto fruto de la imaginación?
Admitiendo que haya casos que puedan ser fruto de la imaginación o
de alguna alteración psíquica, o de cualquier otra razón, existen muchos
otros en los que las personas recuerdan detalles muy concretos de la
vida pasada anterior que han sido históricamente comprobados.
Recuerdan lugares, acontecimientos, nombres, con mucho detalle,
muchos de ellos vividos en países en los que la persona jamás ha estado
en su vida actual. Los casos más llamativos son aquellos que suceden en
niños de corta edad, que pueden incluso hablar espontáneamente en
un idioma al que jamás han estado expuestos en la vida actual, siendo
éste un recuerdo del idioma que hablaron en la vida anterior. Suelen ser
niños de entre 2 y 4 años de edad, que empiezan a hablar a sus padres
o hermanos de una vida que tuvo en otro lugar y en otro tiempo. El niño
suele sentir una atracción muy fuerte hacia los hechos de esa vida y con
frecuencia insiste a sus padres en que lo dejen volver a la familia en la
que afirma haber vivido anteriormente.
Bueno, los niños tienen mucha imaginación. Es complicado darle
credibilidad a estos testimonios.
Pues se trata de una imaginación prodigiosa, cuando lo que “imaginan”
se demuestra que es una realidad. Por otra parte, hay muchos casos de
personas adultas que recuerdan vidas anteriores cuando son sometidos
a regresiones hipnóticas.
¿Y no puede ser que esa supuesta vida recordada sea fruto de la
imaginación, sugestionada por la propia hipnosis?
Vuelvo a repetir lo mismo. Admitiendo que haya casos que puedan ser
fruto de la imaginación o por cualquier otra razón, existen muchos otros
en los que las personas recuerdan detalles muy concretos de la vida
pasada anterior que han sido históricamente comprobados. También
resulta llamativo que muchas personas, y en contra de sus creencias
religiosas, que no admiten la existencia de la reencarnación, cuando
son sometidas a hipnosis regresiva recuerden acontecimientos de vidas
anteriores. Pero todo ello requiere un estudio serio y exhaustivo, para
poder separar lo que puede ser sugestión de lo que es un posible
recuerdo de otra vida. Existen muchos estudiosos serios que se han
dedicado a explorar la posibilidad de la existencia de vidas anteriores a
través de las respuestas obtenidas de personas sometidas a hipnosis
regresiva, como la psicóloga Helen Wambach, autora del libro Vida
antes de la vida, el psiquiatra Brian Weiss y su libro Muchos cuerpos, una
misma alma), o el anteriormente citado Raymond Moody, en su libro
Regresiones. Todos ellos han que explorado las respuestas a las
preguntas realizadas bajo hipnosis a miles de personas acerca de sus
posibles vidas antes del nacimiento, han reconocido una serie de
elementos comunes en estas experiencias y han llegado a conclusiones
semejantes.
¿Y cuáles son esas conclusiones?
Que la vida física no es más que un instante de la vida real, que nunca
acaba. Que la muerte del cuerpo no es el fin, sino una etapa de
transición hacia otra existencia menos limitada. Que todos nos vamos a
reencontrar con los seres queridos que se fueron al otro lado antes que
nosotros y que también nos los vamos a encontrar en encarnaciones
posteriores. Nos dicen que realmente existe un plan para cada uno de
nosotros, que pretende que vayamos creciendo, tanto en sabiduría,
como en amor, y que sea por nuestros propios méritos, a base de
experimentar en el plano físico, con libertad. Que las circunstancias a las
que nos enfrentamos en la vida no son fruto del azar, sino consecuencia
de los actos realizados en vidas anteriores. Que antes de nacer ya
conocemos las pruebas a las que nos vamos a enfrentar en la vida y
que nos preparamos concienzudamente para intentar superarlas con
éxito.
No entiendo cómo pueden sacar estas conclusiones de lo vivido en
otras vidas físicas, si en esas vidas tenemos la misma conciencia que en
esta, es decir, somos tan inconscientes de la existencia de vidas
pasadas como en esta.
Porque muchos de ellos no sólo recuerdan los detalles de vidas pasadas,
sino que, al mismo tiempo, recuerdan el motivo por el que tuvieron que
pasar por ciertas vidas y pruebas. Es decir, también recuerdan lo que les
sucedió en los periodos entre vidas físicas, en los cuales no estaban
encarnados. Hay investigadores que se han dedicado a investigar
específicamente esos recuerdos de periodos entre encarnaciones,
como el doctor en psicología Michael Newton. El Dr. Newton se ha
especializado en inducir estados hipnóticos muy profundos en los que las
personas recuerdan el espacio entre una vida y otra y las decisiones que
los llevaron a encarnar precisamente en determinado tiempo, con
determinada familia y bajo determinadas circunstancias. Te recomiendo
sus libros Vida entre vidas y Destino de las almas.
¿Y qué tipo de pruebas o circunstancias son esas que tenemos que
pasar en cada vida y por qué?
Muchas de esas pruebas consisten en experimentar en nosotros mismos
aquello que hemos hecho a los demás, en enfrentarnos a las
consecuencias de las situaciones que nosotros mismos hemos
provocado, para que tomemos conciencia del sufrimiento o felicidad
que estas acciones han tenido sobre los demás. Las pruebas son de lo
más variopintas, pero en general son pruebas que tienen la intención de
que nos vayamos desprendiendo del egoísmo y creciendo en amor.
¿Y es necesario morirse o vivir una experiencia cercana a la muerte
para experimentar la conciencia de que tú eres tu espíritu y no tu
cuerpo?
No. De hecho todos vosotros tenéis la capacidad de separaros
temporalmente de vuestro cuerpo, y así sucede de forma inconsciente
en una etapa del sueño. Pero hay gente que es capaz de conseguir
inducir esta separación de forma consciente a través de ciertas técnicas
de relajación. Los viajes astrales aportan pruebas de que la conciencia
no está ligada al cuerpo.
¿Qué es un viaje astral?
Es una separación temporal del cuerpo ¿Pero por qué preguntas lo que
ya sabes? ¿Acaso no has llegado aquí de esa forma?
Yo sólo estaba intentando probar lo que otros han descrito. Una cosa es
la teoría y otra la práctica ¡No me esperaba que fuera a ocurrir algo así!
Pues ocurre. Tu cuerpo no está aquí. Está tumbado en tu cama. Pero tú
sí.
¿Quieres decir que, no sólo podemos vivir sin estar ligados a un cuerpo,
sino que estando físicamente vivos podemos salir y volver del cuerpo sin
que se produzca la muerte?
Así es.
¿Qué es lo que se separa exactamente?
Se separa el espíritu del cuerpo físico que, como ya he dicho, sólo es un
revestimiento que se utiliza para poder actuar en el mundo físico. Sin
embargo, esta separación es solo temporal y siempre existe un nexo
entre los dos que nunca se rompe y que permite la vuelta al cuerpo
físico sin que haya ningún tipo de problema de salud. Es el llamado
cordón de plata.
¿Qué es el cordón de plata?
Es el nexo de unión entre el cuerpo astral y físico, como un cordón
umbilical que permite aportar al cuerpo físico la energía vital que
necesita para continuar con vida en ausencia del cuerpo astral. Los
clarividentes suelen describir este "cordón" como una especie de hilo
muy elástico de tono plateado, extensible hasta el punto de que por
mucho que se separe el cuerpo astral del cuerpo físico, el cordón
siempre da de sí lo necesario, es decir, se alarga hasta grandes
distancias cuando el espíritu se separa y viaja lejos del cuerpo físico.
¿Y dónde va el espíritu cuando se separa del cuerpo?
Donde su pensamiento le lleva, al mundo astral, y ese es un viaje natural
que responde a una dinámica necesaria en el desarrollo humano. Esas
visitas nocturnas procuran a la persona energías y experiencias que le
ayudan más tarde en su vida física, puesto que allí es asistido por
entidades espirituales más avanzadas que le aconsejan y guían. Si
quieres saber algo más, te aconsejo que leas el libro El viaje astral de
Oliver Fox.
¿Cuerpo astral? ¿Mundo astral? ¿Entidades espirituales? ¡Buf! ¡Espera un
poco! ¡Esto va demasiado rápido para mí!
Bueno, yo sólo intento responder a lo que tú me preguntas. Pero, como
vamos saltando de unas cosas a otras, no podemos profundizar en
nada. Si te parece lo que podemos hacer es dejarlo aquí por el
momento, porque ya es hora de que vuelvas al cuerpo. Ahora ya tienes
algunas cosas sobre las que ir indagando por tu cuenta, y reflexionando.
Busca los libros que te he recomendado e intenta leerlos. Te servirán
como prueba para confiar en que todo esto que has vivido no es una
alucinación de tu mente, sino una auténtica realidad.
o sé si me acordaré de todo...
No te preocupes. Si pones tu voluntad, recordarás lo que necesites para
encontrarlos. Recoge las nuevas preguntas que te vayan surgiendo
durante ese tiempo para formularlas en las próximas ocasiones en que
nos veamos, si es que quieres que nos sigamos viendo.
¿Cuándo nos volveremos a ver?
Depende de ti. De si quieres seguir profundizando en los temas que tan
superficialmente hemos comenzado a abordar, o prefieres quedarte
como estás.
A medida que vamos hablando me van surgiendo más preguntas,
respecto a la evolución, a la inmortalidad del espíritu y estas cosas.
Guárdalas para la próxima ocasión. Lo que podemos hacer es ir
abordando las preguntas por temas aunque, como verás, es casi
imposible profundizar en algún aspecto sin necesariamente entrar en
otro tema. También las respuestas sugieren otras preguntas que
requieren más explicación.
Pero tienes que entender que de momento mantenga una postura de
escepticismo respecto a lo que cuentas.
Lo comprendo. Sé que tu búsqueda de respuestas es sincera y que estás
abierto a escuchar, de lo contrario yo no estaría aquí. Percibo que has
escuchado detenidamente y que necesitas tu tiempo para meditar lo
que hemos hablado. Eso es suficiente para mí. Hasta la vista, hermano.
Adiós Isaías.
Y, casi sin darme tiempo a despedirme, sentí un fuerte tirón. Y con la
misma velocidad con la que había salido catapultado hacia fuera, sentí
como si me lanzara en caída libre a la velocidad del rayo hasta
precipitarme sobre mi cuerpo. La vuelta al cuerpo fue muy dura. ¡Qué
contraste con la liviandad de estar fuera del cuerpo, con la dulce y
serena vibración que sentí en aquel lugar de ensueño! Sentí frío. Me sentí
mareado, con ganas de vomitar y pesado, como si me hubiera puesto
un traje de plomo que pesara cien kilos. Al principio no podía moverme,
no podía hablar. Fue entonces cuando comencé a tomar conciencia
de lo que me había pasado. Estaba impactado. Lloré de emoción.
Aquella había sido la experiencia más extraordinaria de mi vida. Durante
los meses siguientes intenté volver a la normalidad. Pero por mucho que
lo intentaba no podía ver las cosas de la misma manera. Casi todo me
parecía banal. Las preocupaciones cotidianas, el trabajo. Muchas veces
me quedaba como ido, sin escuchar, sin ver lo que había a mi
alrededor, pensando en aquella experiencia. Me daban ganas de
contárselo a la gente, a la familia, a algún amigo. Pero luego mi sentido
común me decía que no me esforzara, que no lo iban a entender, que
me iban a tomar por un loco. Me sentía un extraño, como si fuera
extraterrestre. Me preguntaba cuánta gente habría experimentado
aquello. Con el tiempo comenzaron a surgirme dudas ¿Y si todo hubiera
sido una alucinación, fruto de mi imaginación? Para intentar
contrarrestarlas recordé algo que Isaías me dijo: “Busca los libros que te
he recomendado y léelos. Te servirán como prueba para confiar en que
todo esto que has vivido no es una alucinación de tu mente”. Me puse a
buscar por Internet los libros. No podía recordar los nombres y los títulos,
pero sí palabras y nombres que recordaba de nuestra conversación.
Puse en Google “reencarnación, vidas pasadas, vida después de la
muerte”, y empezaron a surgir los nombres de autores y títulos, y pude
reconocer entre ellos los que Isaías había mencionado. Los estudié con
detenimiento, confirmando punto por punto lo que él me había dicho. Si
aquello había sido una alucinación era realmente muy acertada.
Volví a tener ganas de ver a Isaías. De que su mirada dulce me
reconfortara. De sentirme otra vez en paz. Los libros me habían ayudado
a saber que había otra gente intentado responder a las mismas
preguntas que yo, y que ellos, por su parte, habían emprendido un
camino para intentar responderlas. Pero también me generaron muchas
más preguntas, preguntas que iba anotando en una libreta y que
repasaba mentalmente de vez en cuando para poder recordarlas, por si
tenía oportunidad de volver a ver a Isaías. Aunque me costaba
reconocerlo, necesitaba que Isaías me siguiera explicando, aclarando
dudas, porque aquel anciano joven había conseguido por primera vez
que las respuestas de alguien me llegaran muy profundamente.
Además, ¡me hacía sentir tan bien, tan querido...! Seguía siendo
escéptico, pero algo en mi interior me decía que estaba en el camino
correcto. Así que retomé los ejercicios de relajación con la esperanza de
volver a contactar con Isaías. Y me volví a salir del cuerpo. Está vez no
necesité tanto esfuerzo. En sólo cinco sesiones estaba fuera. Volví a
experimentar las mismas sensaciones, el mismo viaje. Y allí estaba él.
Esperándome de nuevo, con una sonrisa en la cara y su mirada
enternecedora de la primera vez.

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