Lo único que logra este tipo de ejercicio es fomentar la idea de que algo externo puede tener más poder que nosotros.
Nuestra mente percibe que hay algo allí afuera que puede, por ejemplo, lastimarnos o hacernos daño. Pero, según las enseñanzas espirituales, todo es dios; por lo tanto, nada puede hacernos daño.
En realidad, debería practicarse algún tipo de ejercicio de reconocimiento de la seguridad personal.
Este ejercicio podría decir: “Vaya donde vaya, estoy siempre a salvo, estoy rodeado de hermanos, vivo en el mundo que Dios ha creado y sólo veo amor en todas partes”.
En síntesis, al elegir qué ejercicio mental o meditación hacer, se deberá buscar aquel que nos recuerde la naturaleza divina de la vida y no el peligro que percibe nuestro ego.
Muchas personas creen que repitiendo ciertas afirmaciones pueden transformar su situación personal, lo que encierra un “error”.
No son los pensamientos lo que determinan nuestra realidad sino nuestras “creencias”. Solamente los pensamientos que hemos interiorizado y tomado como nuestra verdad son los que se manifiestan.
Dicho de otra manera, aquello que sentimos internamente que es así, es lo que toma forma en el mundo externo.
La mente humana produce un promedio de 60,000 pensamientos diarios, la mayoría de los cuales son negativos para quienes se encuentran inmersos en los medios masivos de comunicación.
Las afirmaciones son necesarias para lograr implantar una creencia nueva en nuestra mente subconsciente y la repetición de estas afirmaciones es un procedimiento adecuado, pero hasta que no le agregamos la emoción o sensación que acompaña a esa idea, no la interiorizamos como una verdad dentro de nosotros.
La repetición de palabras carentes de emoción no es efectiva. Por lo tanto, si yo repito “Vaya donde vaya, estoy siempre a salvo” pero no me siento realmente seguro, de nada me servirá.Es necesario seleccionar ejercicios mentales, meditaciones o visualizaciones que fomenten las creencias de: paz, armonía y prosperidad.
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